miércoles, 22 de mayo de 2013

Pepe Luis, ultima leyenda


A los 91 años ha muerto en Sevilla Pepe Luis Vázquez. Su avanzada edad y su precario estado de salud se habían deteriorado hace escasas fechas. Una caída ha sido el detonante que obligó a trasladarlo a un centro sanitario donde en la tarde de ayer falleció. Pepe Luis Vázquez era el torero más representativo de Sevilla, tanto que según muchos era Sevilla misma en el toreo. Sus hermanos Juan, Antonio y Manolo también fueron toreros.
El chaval rubito hijo del capataz de los matarifes del Matadero sevillano nació el 21 de diciembre de 1921 en el barrio de San Bernardo. De una inteligencia preclara, se probó en la finca El Quintillo ante un grupo de selectos aficionados cuando ni había asistido a un tentadero. En Sevilla se recuerda su presentación su actuación de noche en la Maestranza. Su forja en el matadero, la afición que tenía y esa clarividencia innata de dieron una precocidad que le llevó a torear pronto vestido de luces y a tomar la alternativa en la Real Maestranza el día 15 de agosto de 1940. Desde entonces y para siempre ya fue el torero de Sevilla.
Pepe Luis le dio a Sevilla su mejor torero, producto de una inteligencia natural fuera de lo corriente y de una gracia exquisita. Sevilla le adoptó como su máximo exponente. Pepe Luis, el de San Bernardo, toreó siempre en la plaza de Sevilla en el patio de su casa. En la Maestranza dejó la huella de su torero y no tuvo reparos en matar la corrida de Eduardo Miura en numerosas tardes. Sobre el ruedo maestrante se forjó un idilio particular entre una ciudad y un torero. En las tardes en las que no estaba inspirado, Pepe Luis resolvía el asunto con un quite en el sexto, el llamado quite del perdón.
Fue torero de Sevilla y de Madrid. Llenó las plazas de su armonía y de su toreo limpio y puro. Pepe Luis derramó su esencia sevillana por todos los confines de la tauromaquia, hasta el punto de que puede afirmarse que Pepe Luis era Sevilla. Para rematar sus dotes toreras, Pepe Luis ha sido siempre un ejemplo de humildad. Si en la plaza fue clarividente, artista y genial, en la calle fue un personaje alejado de la parafernalia y de los fastos. Así ha sido el decano de los matadores de toros, una de las figuras más importantes del torero de todos los tiempos.
Pepe Luis fue el primer hijo del matrimonio formado por José y Concepción. Asistió a la escuela de San Diego. Con los antecedentes citados, Pepe Luis fue desde muy pequeño al matadero. Según una anécdota muy comentada, cierto día llegó al matadero una punta de vacas retintas y el niño de ojos azules y pelo rubio las toreó con el baby del colegio. Dada la profesión de su padre, desde pequeño fue a la Maestranza. Bien desde el patio del desolladero o desde el de cuadrillas, el niño Pepe Luis presenciaba a los toreros de la época. Belmonte y Chicuelo fueron sus preferidos. Sin embargo, fue el matadero su mejor y única escuela taurina. En compañía de Juan Pérez y del hijo de El Sastre, Pepe Luis aprendió en oficio con reses viejas.

Pepe Luis fue un torero de una inteligencia privilegiada y una gracia especial en el manejo del capote y la muleta. Fue un ídolo de Sevilla y de Madrid. Formó pareja muchas tardes con Manolete, el monstruo de Córdoba, que siempre dijo que “si Pepe Luis hubiera querido nos habría mandado a todos a casa”. No tuvo reparos en anunciarse en carteles con corridas duras, como pasó en Sevilla, donde mató la de miura en numerosas ocasiones.
En su madurez, este artista genial que siempre huyó de los halagos, siempre habló de la pureza del torero como la base de la Fiesta. Y mostró en todo momento su admiración por dos toreros: Belmonte y Chicuelo. Fueron los dos espejos en los que se miró el Sócrates de San Bernardo para llegar a ser uno de los diez toreros más importantes del siglo XX.
El cadáver del torero fue trasladado anoche al Salón de Apeadero del Ayuntamiento de Sevilla. A partir de la 10 de la mañana del lunes, los sevillanos podrán pasar por allí para rendir su último tributo al torero más importante de Sevilla. Mañana martes, a las 10 se celebrará el funeral en San Bernardo y posteriormente será llevado al cementerio de San Fernando. Es posible que antes sus restos pasen por la Real Maestranza de Sevilla.

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